Redes sociales, información y calidad de la prescripción

Menuda semanita, en lo informativo. Y sólo estamos a martes… Por un lado, nos enteramos que la Food and Drug Administration ha decidido investigar a fondo la relación observada entre el uso de pioglitazona y el cáncer de vejiga, como nos cuenta Magda Puig en Hemos leído. Lo que le faltaba a las glitazonas, justo cuando esperamos la decisión final de la Agencia Europea de Medicamentos sobre rosiglitazona. Por otra, ha aparecido una revisión sistemática en el British Medical Journal, que pone en solfa la eficacia de condroitín y glucosamina, como nos comentan Salvador Casado en su blog, o Cecilia Calvo en el de El Comprimido. Los resultados del estudio son tan desalentadores que los autores proponen que estos medicamentos no continúen siendo financiados. Ahí es nada. Además, un panel de expertos de la FDA recomienda la dosis más alta de dabigatrán como la idónea para la prevención de los ACV en pacientes con fibrilación auricular, noticia de la que se han hecho eco, entre otros PharmaTimes o la agencia Reuters. Esto era de esperar en base al estudio RE-LY, al que dedicamos un comentario en su día y al que, indefectiblemente, tendremos que volver. Todo ello ocurre mientras en Acta Psychiatrica Scandinavica una revisión sistemática confirma lo que las guías nos vienen repitiendo desde hace años: venlafaxina y duloxetina no son antidepresivos de primera elección.  Al mismo tiempo Roser nos informa desde el noticiero del Butlletí Groc que la combinación de antitrombóticos, a menudo utilizadas en fibrilación auricular, aumenta el riesgo de hemorragias.

Seguro que nos dejamos en el tintero multitud de estudios, de noticias, que esperamos leer pausadamente en breve y que se van acumulando en la Sala de lectura. Dicen que Galileo dijo aquello de eppur si muove (y sin embargo, se mueve). Viene al caso la cita porque como podemos ver, el mundo de la Farmacoterapéutica es como una inmensa duna cuyo movimiento apenas es perceptible pero que, sin embargo, avanza sin pausa Para ver cómo crecer la hierba, nada como Twitter o Facebook, donde la florida comunidad científica hispanoparlante comparte el conocimiento que no deja de gotear en los agregadores. Y hemos dejado para el final el estudio que, desde la óptica de un farmacéutico de atención primaria, más nos ha llamado la atención. Es éste…

Su título, Development and validation of a new Prescription Quality Index, es revelador. Publicado en el Journal of British Pharmacology, ha tenido como objetivo elaborar y validar un índice de calidad de la prescripción para determinar la calidad de la prescripción en enfermedades crónicas. De su contenido nos ha cautivado su visión holística del concepto de calidad de la prescripción (A good prescription is one that is rational, evidence based, clear, complete, and able to improve the health outcomes of the patient treated (…) Prescribing without an acceptable indication, correct dose, frequency, route of administration, schedule or duration of treatment, duplicating therapeutic agents and prescribing drugs without adequate regard to potential interactions or adverse reactions are all forms of inappropriate prescribing and contribute to poor quality prescription). Enzarzados, como solemos estar, en la batalla por la selección idónea del fármaco y discutiendo aún cosas tan básicas como la bondad de los genéricos, nos olvidamos que la calidad de la prescripción es algo mucho más amplio, que engloba aspectos como la dosis, la vía de administración, las interacciones  o la adherencia a los tratamientos. Otra cosa que es digna tener en cuenta es su metodología: basada en una búsqueda en la literatura científica, ha contado con un panel de médicos y farmacéuticos que han tenido la oportunidad de participar en el diseño de los 22 criterios que finalmente se han elaborado, a través de encuestas, tormentas de ideas y grupos de discusión. Finalmente, los criterios fueron pilotados en un pequeño estudio con 120 pacientes crónicos. Con sus fortalezas y debilidades, no cabe duda que estamos ante una experiencia interesante. Más allá de la aplicabilidad o no a nuestro medio, resaltamos su gran valor educativo, su carácter mutidisciplinar y que está centrado en el paciente y los aspectos íntimamente relacionados con la seguridad y la eficacia de los tratamientos. Muchos de los criterios, nos serán familiares, otros no tanto. Pero merece la pena reflexionar sobre su alcance y cómo incorporar una sistemática de trabajo basada en estos principios en nuestro quehacer diario.

5 comentarios

  1. Hola, es estupendo que cada vez haya más información farmacoterapéutica en internet, de calidad, diferente a la información-promoción que nos ofrece la industria farmacéutica y gratis. Eso la hace más accesible para todos los profesionales sanitarios; así hemos pasado del médico/farmacéutico que se sentía «privilegiado» porque su gerencia le pagaba los artículos (en papel) de las revistas o un acceso a no sé qué base de datos a que todo el mundo pueda acceder a estos recursos (con un acceso a internet). Respecto al artículo del indicador de calidad… lo acabo de pedir a mi biblio virtual ;-)

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    • Hola Cecilia:
      Pues sí, como tú apuntas, en poco más de una década hemos pasado de ver al cátedro de turno tomando café con el «niuingland» bajo el brazo, a tenerlo en nuestro ordenador todas las semanas. Pero además, ahora asistimos a un nuevo fenómeno: gracias a las redes sociales, hay cada vez más mentes inquietas a las que les gusta compartir esa información y discutir en tiempo real lo que aporta o cómo puede modificar la práctica clínica. Por tanto, la información se ha democratizado e Internet es un inmenso ágora en el que todos estamos invitados a participar con unas reglas que, además, no son explícitas. Realmente pienso que vivimos inmersos en una auténtica revolución y que no somos muy conscientes de todo lo que está pasando. También creo que lo mejor aún está por venir…
      Un saludo.
      CARLOS

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  2. Hola Carlos, curioso caso: una farmacóloga argentina recomendó específicamente este post a mi jefe (Laporte). A el le pareció muy interesante y me lo mandó a mi para que conociera a este farmacéutico que escribe cosas tan «coherentes»….ahí queda.

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